LA EDUCACIÓN COMO DIOS LA QUIERE (Parte II)
Les compartimos la segunda parte del sermón “Educación como Dios la quiere” del Dr. Juan S. Boonstra. Un sermón práctico sobre un tema vigente.
(Prov. 22:6)
La educación que Dios quiere: un asunto de familia.
Según indicaciones en la Palabra de Dios, la educación es primordialmente un asunto de familia. Usted puede ver a través de las páginas de las Escrituras la gran responsabilidad que se da a los padres en esto de educar a los hijos y prepararlos para la vida.
Luego de haber dado al hombre instrucciones sobre la esencia de la vida, esta es la orden que Dios mismo le dio: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” (Deuteronomio 6:6-9) . Estas son palabras dirigidas a los padres, y muestran lo que deben hacer con sus hijos y con sus conocimientos. Es responsabilidad familiar. Piense usted en los primeros años de la educación de un niño. Tal vez se imagina que ese niño empieza a educarse a los seis años cuando va al primer grado de primaria. Pero su educación está ya muy avanzada para entonces. El hogar es la primera escuela, y quizá la mayor influencia para bien o para mal. Hay muchos padres que culpan a la escuela o al maestro por la mala conducta de sus hijos, pero es casi seguro que si un hijo es desobediente, ladrón, y poco prolijo, lo es porque su educación inicial ha sido un fracaso. No hay mayor influencia que la del hogar en los primeros cincos años de vida.
Muy especialmente debe destacarse el papel crucial que juega una madre en esa educación hogareña. De ella (la madre) aprenderá el niño no sólo sus pasos iniciales, sino también sus primeros pensamientos, su despertar a la realidad humana, su capacidad de ver más allá de sus ojos, su reconocimiento de Dios y de Jesucristo como su única esperanza. ¡Cuántos hay que aprendieron lo más importante de todo en el regazo maternal!
Algunos lo saben y lo admiten, y dan gracias, pero hay muchos que ni lo admiten ni lo agradecen, sino que se rebelan contra tal cosa. No sólo se privan de nobles sentimientos, sino que también echarán a perder la vida de muchos otros a su derredor.
El hogar es una escuela donde, mucho antes de aprender a leer, se aprenden otras mil cosas quizá de mayor importancia que toda la matemática. Pero la educación que Dios quiere es mucho más que la influencia materna en el hogar. La responsabilidad familiar continúa durante la niñez y la adolescencia, y hasta durante la juventud de los hijos. La educación es responsabilidad familiar aún en el sentido técnico de la palabra. ¿Por qué cree usted que puso Dios a los hijos bajo la responsabilidad de los padres? ¿Para luego confiarlos a alguna otra institución o persona para que los eduque? Usted sabe que la influencia sobre la mente y las actitudes de un niño es incomparable. Es casi tan grande como la influencia maternal en el hogar. Ahora bien, aunque la madre ha enseñado a su hijo que Dios creó el cielo y la tierra, que Adán y Eva fueron los primeros hombres, y que la humanidad entera ha pecado, ahora va el niño a la escuela donde le enseñan que el hombre es resultado de millones y millones de siglos de evolución, que sus antepasados son los monos; que en vez de pecar, el hombre es cada día mejor, y que la educación lo salvará. ¿No es eso un conflicto que ha de producir enormes heridas y cicatrices en el corazón tierno de un niño a quien sus padres aman con ternura? Es precisamente por este principio bíblico que la responsabilidad familiar que son muchos los círculos cristianos que crean, administran y sostienen escuelas cristianas. Tales escuelas son gobernadas por los padres de alumnos, y lo que se enseña está determinado por los padres, y no por expertos de esta materia o la otra.
Está es la segunda parte de tres, del sermón del Dr. Boonstra con el título: “EDUCACIÓN COMO DIOS LA QUIERE”, de su libro, LA FAMILIA EN NUESTRO MUNDO.
En los mensajes del Dr. Boonstra encontramos teología de la buena, profundamente bíblica y, sobre todo, aunada a una gran preocupación pastoral y evangelística. Lo que expone y comenta resulta de igual valor tanto para el creyente como para los inconversos. (José Grau)
Comentarios
Publicar un comentario