CALVINO, PROFETA DE DIOS PARA LA CRISTIANDAD Y HUMANIDAD

EL INTERÉS DE CALVINO POR LA POLÍTICA.

A propósito del 506 aniversario de Juan Calvino, es de mi interés compartir con todos ustedes  parte del  siguiente escrito de Mario Cely Q: "La crisis de las naciones y la «potestad civil» según las Instituciones de Juan Calvino." En estas  siguientes lineas, Mario Cely nos escribe sobre la vida de Calvino y su grande interés por la política.

              


                              
 Como sabemos, Juan Calvino nació al norte de Francia en Noyon, en 1509, y murió en Ginebra en 1564. Aunque primariamente fue un estudiante humanista, teólogo y predicador, además de un buen estadista eclesiástico, las biografías y tratados de historia así como la extensa configuración del calvinismo, nos dicen que siempre exhibió un fuerte interés por la política durante toda su vida. Otros estudiosos atestiguan que dicho interés por lo estatal ya provenía desde antes de su conversión al protestantismo, que pudo haber ocurrido entre 1533-1534. Esto no es difícil de descifrar si entendemos la forma como pudo organizar Ginebra de forma eclesiástica y política. De hecho, sus estudios de jurisprudencia fueron algo así como guía providencial para la importante obra que habría de desarrollar en la importante ciudad suiza. Del mismo modo, sus opiniones sobre el Estado y Gobierno Civil prueban mucho de su talante y genio para vislumbrar la relación entre Soberanía de Dios y política según las Escrituras.De hecho, su comentario al libro de Séneca de Clementina, es un examen minucioso de la visión política del Renacimiento.
El interés de Calvino por una buena forma de gobierno aumentó en los años siguientes en los cuales le llevó a escribir su gran tratado Institución de la Religión Cristiana en 1536.
Ford Lewis Battles ha sugerido que la primera edición de La Institución puede ser entendida como una clase de tratado político. Sabemos que la Institución fue dedicada a Francisco I, rey de Francia con el fin de persuadirlo a que no lastimara ni asesinaran más a los calvinistas franceses conocidos como
los hugonotes. Esto también queda evidenciado en su posterior tratado «Sobre la Libertad y el Poder Civil y Eclesiástico», último capítulo de su Institución. Del mismo modo, la correspondencia de Calvino con figuras políticas de varias partes de Europa es muy diciente. Al rey Eduardo VI de Inglaterra le dedicó su Comentario a las Epístolas Pastorales. Su comentario al profeta Isaías Calvino lo dedicó a Elizabeth I; y su trabajo sobre la carta a los Hebreos lo dedicó al rey Segismundo Augusto de Polonia en mayo de 1549.
Por los diferentes tratados históricos conocidos hasta hoy sobre el calvinismo, se puede deducir que el interés de Calvino por la política o el arte de gobernar estuvo más allá de las ramificaciones eclesiásticas. El tiempo que logró obtener para la redacción y codificación de las leyes civiles y constitucionales de Ginebra dicen bastante de sus dotes de estadista. Sin embargo, no fue un político como tal, pero su discernimiento del propósito de Dios como Creador de las naciones
fue suficiente para enseñar a los pastores y a los propios estadistas a cómo reconocer que el Gobierno Civil no es sino una esfera del poder subordinado a la soberanía de Dios. Sabemos que el poco tiempo que dedicaba a dormir lo aprovechaba para trabajar hasta altas horas de la noche. Esto hizo de Juan Calvino «un hombre extraordinario para días ordinarios».
Algunos le han criticado por esta forma de vida la cual han juzgado como «ascetismo riguroso», lo que a la postre le pudo haber llevado a la muerte a los 55 años de edad. Sin embargo, pese a todo, rara vez da Dios un profeta como Calvino a la cristiandad y humanidad.


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